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Mostrando entradas de octubre, 2018

Esta es mi soledad.

Hasta cuando la soledad te abandona. Hasta cuando la esperanza está perdida y ni le importas. Hasta cuando te arrancas de las entrañas las amapolas de tu corazón. Hasta cuando no hay latidos, ni suspiros, ni alientos,...hasta ahí es difícil vivir sin la sorisa de tu mirada...

LXI

LXI Al ver mis horas de fiebre e insomnio lentas pasar, a la orilla de mi lecho, ¿quién se sentará? Cuando la trémula mano tienda próximo a expirar, buscando una mano amiga, ¿quién la estrechará? Cuando la muerte vidríe de mis ojos el cristal, mis párpados aún abiertos, ¿quién los cerrará? Cuando la campana suene (si suena en mi funeral), una oración al oírla, ¿quién murmurará? Cuando mis pálidos restos oprima la tierra ya, sobre la olvidada fosa ¿quién vendrá a llorar? ¿Quién, en fin, al otro día, cuando el sol vuelva a brillar, de que pasé por el mundo, quién se acordará?

Quién.

LXI Al ver mis horas de fiebre e insomnio lentas pasar, a la orilla de mi lecho, ¿quién se sentará? Cuando la trémula mano tienda próximo a expirar, buscando una mano amiga, ¿quién la estrechará? Cuando la muerte vidríe de mis ojos el cristal, mis párpados aún abiertos, ¿quién los cerrará? Cuando la campana suene (si suena en mi funeral), una oración al oírla, ¿quién murmurará? Cuando mis pálidos restos oprima la tierra ya, sobre la olvidada fosa ¿quién vendrá a llorar? ¿Quién, en fin, al otro día, cuando el sol vuelva a brillar, de que pasé por el mundo, quién se acordará?

¿Quién muere?,

¿Quién muere?, Pablo Neruda Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no se atreve a cambiar el color de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce. Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados. Muere lentamente quien no gira el volante cuando esta infeliz con su trabajo, o su amor, quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos… ¡Vive hoy! ¡Arriesga hoy! ¡Hazlo hoy! ¡No te dejes morir lentamente! ...

Mañana, al alba.

MAÑANA, AL ALBA Mañana, al alba, al tiempo que en los campos aclara, partiré. Ya lo ves, yo sé que tú me esperas. Caminaré los bosques, las montañas severas. Ya no resisto el tiempo que de ti me separa. Andaré, pensativo, puesta en ti la mirada, sin oír lo que llama, sin ver lo que fulgura, solo, oscuro, encorvado, con las manos cruzadas, triste, y para mí el día será la noche oscura. No miraré ni el oro que la tarde derrumba ni las velas que al puerto van con lejano amor. Y cuando haya llegado pondré sobre tu tumba ramos verdes de acebo y de brezos en flor. Autor del poema: Víctor Hugo