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Relato 1

  Era un domingo cualquiera. Reunión familiar de siete hermanos con algunos cuñados, cuñadas y cinco o seis nietos más una bisnieta. Yo, com...

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domingo, 26 de marzo de 2023

Relato 1

 Era un domingo cualquiera. Reunión familiar de siete hermanos con algunos cuñados, cuñadas y cinco o seis nietos más una bisnieta. Yo, como siempre, llegando justo antes del almuerzo. Todos vociferan como si estuvieran en un bar lleno de gente. La pequeña, la bisnieta de Pepe, revolcándose por el suelo. Sus manos pintorreadas, la ropa llena de lamparones, moño alto y zapatos rotos. El abuelo —bisabuelo de la niña y mi padre— sentado en el sillón sin apenas moverse, mas que para beber vino y comer. El resto del tiempo dormitando, y si no es así, gruñendo. El hombre tiene 91 primaveras, dice que está cansado de vivir, al tiempo que pide fuego para otro cigarrillo. 



En el camino a la casa de mis padres, mientras conduzco con pereza, voy pensando que no me apetece ir, pero voy. Es una obligación autoimpuesta, tal vez muy influenciada por la ausencia de mi madre, no sé, la verdad, no lo tengo claro. Lo que si tengo por seguro, es que voy a un lugar —la casa de los viejos, como decimos entre hermanos— a pasar un mal rato, pero voy. Está situada al sur de la capital, en un barrio residencial, cerca del estadio del Betis. La casa es amplia, con patio delantero, terraza y sótano.


La cosa pinta fea. A ver, llevaba unos días revueltos, con pensamientos negativos, durmiendo mal, con ganas excesivas de no estar en casa. En ocasiones me sudan las manos, me pica muchísimo la dermatitis, me caen mal la mayoría de las comidas y la melatonina antes de dormir, poco efecto me produce. Así que mis noches son largas y tenebrosas, de muchas vueltas en la cama y a la cabeza. Un bullicio incesante, bombardeo de pensamientos cada cual peor y  que siempre van más allá de lo que es real, de lo razonable y de lo objetivamente preocupante. Aunque es preocupante, la verdad.


Dice Lourdes en consulta, a la que voy cada veinte o treinta días, que tengo mi niño interior muy alterado y lleno de miedos que se hacen grandes al tiempo que yo empequeñezco y lo paso mal con todos estos síntomas. Me dice que tengo que afrontar esos miedos y madurarlos. —¿Pero como coño lo hago?. En fin y yendo al grano, esta huida mía hacia, no sé donde, me provoca conflictos de casi todo tipo. Por ejemplo, en casa, con los niños, me vuelvo excesivamente disciplinado y locuaz, como si fuese su maestro, más aún que su madre, que sí que lo es. Soy mucho más racional y razonable que de costumbre, no soy el “yo auténtico”, el impulsivo, el vehemente, el apasionado permanente.

Volviendo a la casa de mis padres y a los domingos



lunes, 13 de marzo de 2023

¡¡Vaya lío!!

 


Sara y yo salíamos a comer fuera, como cada sábado desde que vivimos juntos. Ese  día, queríamos estar tranquilos y disfrutar de una noche estrellada de verano. Nada de ir a bailar en la discoteca del pueblo, ni mucho menos de ir a cantar en el bar “La nube” donde hay un karaoke. Este bar está en San Cristóbal, el pueblo de al lado. Ya estábamos preparados y en el momento en que cerrábamos el cancelín del patio, recibí una llamada de Julia, una de las hermanas de Sara.  

—Sí, Julia ¿Dime?.

—¡¡Oye!!, ¿qué os parece si nos vemos y cenamos fuera?, así evitamos el rollo que para nosotros es cocinar. A Julia y a mí, no nos gusta cocinar.


¡—Con gestos consulté con Sara y ella me dijo! Ok con el pulgar hacia arriba!.

 Perfecto contesté.

—Pues chicos, en unos 10 minutos os recogemos.


Efectivamente, a las 21:07, ocho minutos después, aparecieron las luces llamativas del todoterreno de Jorge. Al llegar nos saludamos cortésmente. Sara, al ver a Jorge, cambió el semblante, se quedó pálida y empezó a llorar. Jorge tenía un gesto de preocupación, un gesto sibilino y extraño. Algo que es poco frecuente en él. Este Jorge solía ser un locuaz y petulante “ejemplar” y en esa ocasión estaba muy callado y serio. Julia y yo nos miramos sorprendidos por la situación.


— ¿Qué pasa Sara? Pregunté. Y sin dar una respuesta, Sara huyó a tiempo de mi mirada inquisitiva. No te escondas por ¡Dios!.  Y volví a preguntar: ¿qué está pasando? ¿Algún problema que debamos saber?. No respondió. La incomodidad nos inundó, la tensión se palpaba, estaba presente, se podía tocar y sentir, era el quinto ocupante de aquel apestoso coche. 


—Nos hemos “liado”… Dijo Jorge al fin, con un tono seco y pedante. 


—Me quedé, atónito, anonadado… Sin palabras. La angustia y la impotencia estaban apaleando el alma. Desistí de todo y volví para subir a casa. La noche me atrapaba y solo me quedaba una opción: trasnochar sin remedio alguno. Hay que vivir arriesgando y morir por amor, esas eran dos de mis premisas filosóficas. Y efectivamente estuve toda la noche dándole vueltas a lo que había sucedido. En el fondo sabía qué podía pasar. Después de ello, fui incapaz de perdonar a Sara. Tal vez fue más culpa mía que de ella, no lo sé, la verdad, no lo tenía claro.


Han pasado dos años y muchas otras cosas. Ahora, Julia y yo, nos reímos y lo vemos anecdótico, pero aquello y lo de “vivir arriesgando y morir por amor” nos hizo mucho daño.  

Los cuatro aprendimos a amar desde el corazón y no desde la razón.

A Julia y a mí, toda esta experiencia nos ha dado, nuestro hermoso amor, algo que antes era imposible.   Todo lo sucedido nos hizo olvidar el dolor del desamor y con nuevas ilusiones tejer premisas, ideas que nos permiten despedir a los amores con gratitud y empatía.


viernes, 10 de marzo de 2023

Autorretrato poético.



Alzaba la mirada, una y otra vez

Alzaba la mirada para fingir, pero sin saberlo hacer.

Parecía poseído, parecía fuera de control, 

sobre los hombros, sobre el alma, mucho peso y mucho dolor


Tira los harapos, tira las cadenas, 

Tirarlos al mar.

Haz de tu lucha un poema, 

de tu poema una bandera,

de tu bandera un altar.

¡¡Ay, caminante…! ¡Tanto caminar!!


Ponte frente al espejo 

y no me niegues que ves….

Que ves un ser distinto, 

un caminante, caminante sobre un mar de nubes, 

nubes en alta mar.

Caminante en tu camino es hora de disfrutar,

Disfrutar de tu estilo, de tu estilo al caminar,

tu elegancia, tus sueños, tus sueños en el mar.

¡¡Ay, caminante…! ¡Tanto caminar!!


 Tus ojos son aceitunas

con ribetes de azabache

son la mirada de un niño, 

son la esperanza y la fortuna.

Tus miradas son estrellas, estrellas en alta mar

son luceros, son tu guía, tu guía al caminar.

Son tus lágrimas, suspiros, suspiros que van al mar


Tus sonrisas son un guiño, 

son bocados de futuro,

son las puertas de las entrañas,

 son las entrañas de tu alma,

tu calma al callar

Son tus labios fuego vivo, 

ardientes brasas de pasión y olvido, 

son ventanas al camino, 

el camino que te ha de llevar, 

al infinito al caminar

¡¡Ay, caminante…! ¡Tanto caminar!!


Son tus manos, gaviotas, gaviotas en alta mar,

son gaviotas de terciopelo, que dibujan al volar, 

corazones en la noche y en tu largo caminar

Son tus manos las llaves del alma, 

son capaces raptar la belleza,

la belleza entre tanta oscuridad

¡¡Ay, caminante…! ¡Tanto caminar!!


Tienes aspecto misterioso,

de bohemio y soñador

no tengas prisa por vivir 

Solo déjate sentir…

 El aire del camino… Del camino que has de seguir


 ¡¡Ay, caminante…! ¡Tanto caminar…!!

¡¡… caminar en alta mar!!


Noviembre 2022.


Adila

    La posición de las manos, arrugadas y secas, hacía las veces de un trípode al fotógrafo que quiere sacar la foto perfecta, el enfoque exacto. Tenía los dedos llenos de anillos y en las muñecas pulseras. En su rostro, la mirada era directa e inefable, esbozaba un gesto de amabilidad, amor y gratitud. El pelo recogido por un “topí”.


    Adila, madre de ocho hijos, estaba sentada frente al espejo de la alcoba, detrás, de fondo, un telar púrpura. Junto a la cama con dosel, había un baúl con objetos. Las paredes de color beige; las telas de la cama; las alfombras y las cortinas, que junto con el mobiliario; vivo en formas y colores, hacían que el momento estuviera envuelto en halo especial. La habitación transmitía sensaciones placenteras, con encanto.



    Adila se había sentado un instante a descansar del ajetreo de los últimos días. Eran los primeros días de noviembre, ya hacía dos años de la marcha de Nabil. Estas circunstancias la tenían últimamente muy alterada.


    El joven Mohamed, el menor de ellos, de 12 años de edad, acababa de llegar de la tienda de alfombras de la familia. Con la calma y amabilidad que le caracterizaba, besó en la mejilla a su madre. 


—¡Madre!, Otra vez estás muy pensativa. ¿Estás bien?.¿Lo echas mucho de menos?.— Sí, contestó ella.  —Tranquila, repuso él— papá estará contento donde quiera que esté, y sabe que nos cuidaremos.


    Siguió sentada, con la mirada quieta, como ausente y divagando entre nostalgias y recuerdos. Muy confundida. No dijo nada más, pero se podía percibir los pensamientos de preocupación. Mohamed, tenía mucha empatía, y la sensibilidad de él, le hacían tener una fuerte conexión con Adila. Intuía con bastante certeza que su madre estaba satisfecha, aunque preocupada y triste. Ella nunca perdía la sonrisa.


    El sol estaba cayendo, y por la ventana entraban los últimos rayos de luz del día. La habitación se oscurecía, pero aún se veían los fuertes colores de las cortinas. 


    Nada sería igual que antes.  La guerra había terminado. Youssouf fue un buen padre, un cariñoso marido y un excelente compañero.


    Meses después. Nabil entró sin llamar, sin hablar, mucho más delgado, sus ojos tristes. Sus lamentos, sus lágrimas y su dolor, eran incontenibles. Se abrazaron con fuerza. ¡¡No pude estar en su adiós, cuanto lo siento!!


—Ella lo miró.


domingo, 10 de octubre de 2021

Rima LII

 LII

Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!

lunes, 29 de marzo de 2021

¿Te acuerdas? MAS

 ¿Te acuerdas Mas, cuándo, el leve roce de nuestras mano nos hacía temblar la mirada?

¿Te acuerdas Mas, cuándo temprano de mañana, una leve sonrisa, una mirada sencilla, nos estremecía?


¿Te acuerdas Mas, cuándo irresistibles compartimos aquella tarde de septiembre?. Parecía primavera, parecía, ...infinita esencia.


.....



lunes, 21 de diciembre de 2020

Una mujer.

 Una mujer me ha envenenado el alma,

otra mujer me ha envenenado el cuerpo;
ninguna de las dos vino a buscarme,
yo de ninguna de las dos me quejo.

Como el mundo es redondo, el mundo rueda;
si mañana, rodando, este veneno
envenena a su vez ¿por qué acusarme?
¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron?

viernes, 23 de octubre de 2020

Renuncio.

 RENUNCIAMIENTO



Pasarás por mi vida sin saber que pasaste,
pasaras en silencio por mi amor, y al pasar,
fingiré una sonrisa con un dulce contraste
del dolor de quererte...y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nacer virginal de tu frente,
soñaré con tus ojos de esmeralda de mar,
soñaré con tus labios desesperadamente,
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca llegaré a realizar,
y el lejano perfume de mi amor imposible,
rozará tus cabellos … y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
el tormento infinito que te debo ocultar,
te diré sonriente; “no es nada, ha sido el viento”,
me secaré las lágrimas...y jamás lo sabrás.

Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía,
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día tras otro...
y no te puedo olvidar.

Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente sobre un tema vulgar,
Puedo decir tu nombre con voz indiferente...
y no te puedo olvidar.

Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, casi como al azar.
Puedo verte con otro sin suspirar siquiera...
y no te puedo olvidar.

Ya ves: tú no sospechas este amargo secreto,
más amargo y profundo que el secreto del mar,
ya que puedo dejarte de amar y sin embargo...


NO TE PUEDO OLVIDAR.

lunes, 19 de octubre de 2020

Mañana me voy al museo...

 A ver mi retrato. El retrato que me hizo mi hermano Valeriano.  Te vienes?.

Museo de Bellas Artes de Sevilla. 

miércoles, 14 de octubre de 2020

Ojos negros.



Tienes ojos negros del azabache de las aceitunas.
Yo diría que tu miradas son flores y explosión de poesía, 
son amapolas en el desierto y en pura armonía.

Y que tus ojos son el inefable aliento de una orquídea brillante y plena de alegría.
Decorados éstos de tu dulce voz, de tu rastro amable, de tu sonrisa limpia 
y hacen perfecta poesía.

Todo a un tiempo es una explosión de que ensordece al poeta, 
catarsis de emoción y sibilina inspiración. 

Pobre poeta, quieto y tembloroso, ruin en la tristeza, atónito observa.
¡Eso que ves triste poeta, es la primavera en plena armonía!.

Ni Julio Romero, ni Dora con sus artes. 
Ni ningún poeta, ni ninguna sinfonía,
 nunca nadie jamás crearía ni de lejos tanta "María".




domingo, 4 de octubre de 2020

BIOGRAFIA DE VALERIANO BÉCQUER.

 #150AñosMuerteHermanosBécquer

(Pag. Facebook Pilar Alcalá)


EL 23 DE SEPTIEMBRE DE 1870 MORÍA VALERIANO BÉCQUER.

DEJO AQUÍ LA MEJOR DE LAS BIOGRAFÍAS POSIBLES, LA QUE ESCRIBIÓ SU HERMANO Y AMIGO GUSTAVO ADOLFO:


Valeriano Bécquer por Gustavo Aldolfo.(Con destino a Ferrán, que se proponía hacerla biografía de Valeriano)


Valeriano nació en Sevilla en diciembre del año1834, de modo que había cumplido ya treinta y cincoaños. Como sabes, nuestro padre era pintor y murió, siendo nosotros muy pequeños, también a los treinta y cinco.

A poco de morir nuestro padre murió nuestra madre. Valeriano, de pequeño, estuvo en el colegio de San Diego, de Sevilla, del que fué maestro el célebredon Alberto Lista. Siempre mostró una grandisposición para la pintura. Es una puerilidad, peroyo recuerdo que siendo muy chicos nos quitaban laluz después de acostados y Valeriano, las noches deluna, abría el balcón y dibujaba á aquella claridad dudosa. Ya desde chico pintaba todo los que nos sucedíay retrataba en papeles y libros á las gentesá quienes íbamos conociendo.

Esta costumbre, que conservó siempre, hace queen sus carteras se encuentren muchos episodios desu vida y sus viajes, hechos con gracia y facilidad.

Le ha sido siempre tanto más fácil la expresiónde las ideas por medio del dibujo que de la palabra,que, como sabes, su correspondencia conmigo, queen gran parte conservo, es curiosísima porque no dicelas cosas, sino que las pinta con la pluma.

«Después de salir del colegio comenzó decididamenteá dibujar bajo la dirección de mi tío Joaquín.

Pero, al par que los estudios un poco rutinarios de lasAcademias de Sevilla, seguía él libremente pintandoy dibujando por su cuenta, apuntando ligeramentedel natural cuanto veía ó trazando al capricho loque pensaba.

La facilidad que para componer y dibujar demostródesde luego llamó la atención de Sevilla, dondehizo multitud de retratos, cuadros y bocetos originales,siempre ligeramente, pues la necesidad devivir casi desde niño del producto de su trabajo nole permitió nunca hacer estudios serios.

Lo que no sabía lo adivinaba...

Ni su estilo, ni su manera, ni su color se parecía á nada de lo que había visto allí, y siempre conservó una sencillez y una espontaneidad que le hacían original.

Vino á Madrid por el año 61, y á poco estuvimos, a causa de estar yo H, un año en el monasterio de Veruela completamente aislados.

Allí dibujó mucho y pintó algunos cuadros de costumbres aragonesas y dos de fantasía muy originales.

Uno es En busca del Diablo y otro La pecadora. «También pintó La vendimia.

En esta época se fijó en el estudio de las costumbres populares.

De vuelta á Madrid obtuvo de Alcalá Galiano una prensión para viajar por España estudiando las costumbres.

La pensión era insuficiente: diez mil reales al año, de los cuales habían de salir los viajes, vivir con sus hijos, pues alejado siempre de los centros ninguna otra cosa tenía que hacer, y todos los gastos de dos cuadros originales que todos los años había de presentar al Museo.

Vivía, comía y viajaba con mil trabajos y privaciones, y sin embargo, era feliz.

Apuntaba y dibujaba mucho, rodando de aldeaen aldea.

Sus libros están llenos de episodios curiosos é interesantes de estos viajes.

A última hora, en un lugarejo cualquiera, hospedado en un mesón, con buena ó mala luz, con avíos ó sin ellos, pintaba los cuadros de la pensión sin modelos, sin recursos.

Así pintó los ocho cuadros que están en el Museo

Nacional de Madrid: dos de costumbres aragonesas, titulados El chocolate y El presente; tres de costumbres y tipos de Soria ; Las carretas de los Pinares,

El leñador y La hilandera; tres de Avila: La Romería de San Soler, El escuadrón y La vendedorade huevos.

Todos estos cuadros están hechos de memoria y,sin embargo, resplandece en ellos la verdad, la espontaneidad y la gracia.

La costumbre de estar siempre apuntando del natural hacía que no se amanerase nunca y que hubiese en sus composiciones un sello grande deverdad.

Pero por lo mismo que no se ceñía al realizar sus ideas al modelo vulgar y prosaico, tienen todas sus composiciones un sabor de arte y de belleza, algo de selecto y distinguido que sabía encontrar y extraer aun de las cosas más vulgares y pedestres, que, al pasar por su fantasía, se depuraban y perdíanalgo de su natural grosero sin dejar de ser verdad.

En estos tres años y para atender algo á poder vivir, pues los diez mil reales eran insuficientes, fuécuando aprendió, a instancias de Bernardo Rico, ádibujar algo en madera para grabar, é hizo la colección de dibujos de costumbres que llamaron la atención en El Museo Universal, de Gaspar y Roig.

A1 llegar la revolución suprimieron en Fomento su pensión. Era tan poca cosa, y la devolvía entres ó cuatro cuadros anuales con tanta usura, que yocreo que hicieron mal, pues la colección hubierasido tanto más interesante cuanto más completa.

La pensión no era una canonjía ni mucho menos;sin embargo, él sintió mucho perderla porque perdióla base para seguir sus instintos, corriendo de puebloen pueblo pintando y dibujando al aire libre.

El decía que á los seis ú ocho años de andar así,

y pasados dos luego haciendo estudios serios de otro género, se fijaría en un punto y había de echarcuadros por los dedos.

Y sí los hubiera echado.

Un día nos pusimos los dos á recordar cuántos cuadros originales había pintado, é hicimos una listade ciento once.

Esta lista la conservo.

Siempre hemos pensado trabajar; sin embargo,hablándole yo un día le pregunté:

—Si te dieran una renta muy grande, con prohibiciónabsoluta de pintar, ¿la aceptaríais?Y siempre decía que no.Otras veces contestaba:

—Yo lo que quisiera era uno que me diera decomer y de beber nada más que lo suficiente y luegomuchos colores y muchos lienzos de todos tamaños,chicos y grandes, anchos y estrechos—á veces el tamaño le da á uno el asunto—, y yo pintar ypintar y él que se llevase lo pintado, y si podía, hicieracon aquello el negocio que le diera la gana.,.«Realmente el pintar y el dibujar era en él unapasión.

Era gran aficionado á la música; la sentía y hacíaentre los sonidos y el color unas comparaciones verdaderamentehermosas.

Por último, después de la revolución estuvimosen Toledo y luego aquí.

En este tiempo pintó dos cuadros para Valera,unos retratos, y bosquejó cuatro tablitas que dejósin concluir.

Su carácter, lo que él era, tú lo sabes.

De todo esto hablaré yo algún día, cuando publique,que pienso hacerlo, un libro con los grabadossuyos, á los que acompañaré con un poco detexto.

De seguro será un libro interesante, pues á másde los conocidos añadiré algunos dibujos de la cartera.

Tú de esto aprovechas lo que quieras y te parezcaoportuno.

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viernes, 25 de septiembre de 2020

23 de Septiembre. El principio del fin.

Valeriano Domínguez Bastida.


Murió en Madrid el 23 de septiembre de 1870.

Valeriano y sus siete hermanos se quedaron huérfanos de padre y madre cuando él tenía solo doce años. 

Él y su hermano Gustavo Adolfo fueron educados entre varios parientes, destacando la enorme influencia que sobre él ejerció su tío Joaquín Domínguez Bécquer, de quien aprendería el arte de la pintura.




El famosísimo retrato de Gustavo Adolfo, fue realizado por su hermano en el año 1865, coincidiendo con el traslado del pintor sevillano a Madrid en el año 1862. Momento en el que comienza la etapa madrileña en la cual la pintura de Valeriano Bécquer adquiere una mayor objetividad y un temperamento más profundo. En esta segunda etapa comienza a emplear una técnica más suelta, luminosa y flexible, como observamos en dicho retrato. Debemos mencionar que no es la única ocasión en la cual el pintor más destacado de la dinastía familiar retrata a su hermano.







En la actualidad forma parte de la exposición permanente del Museo de Bellas Artes de Sevilla

Este hecho de la muerte de Valeriano, supuso para Gustavo una gran tristeza, que poco le duraría, pues en diciembre del mismo año, falleció él.


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