#150AñosMuerteHermanosBécquer
(Pag. Facebook Pilar Alcalá)
EL 23 DE SEPTIEMBRE DE 1870 MORÍA VALERIANO BÉCQUER.
DEJO AQUÍ LA MEJOR DE LAS BIOGRAFÍAS POSIBLES, LA QUE ESCRIBIÓ SU HERMANO Y AMIGO GUSTAVO ADOLFO:
Valeriano Bécquer por Gustavo Aldolfo.(Con destino a Ferrán, que se proponía hacerla biografía de Valeriano)
Valeriano nació en Sevilla en diciembre del año1834, de modo que había cumplido ya treinta y cincoaños. Como sabes, nuestro padre era pintor y murió, siendo nosotros muy pequeños, también a los treinta y cinco.
A poco de morir nuestro padre murió nuestra madre. Valeriano, de pequeño, estuvo en el colegio de San Diego, de Sevilla, del que fué maestro el célebredon Alberto Lista. Siempre mostró una grandisposición para la pintura. Es una puerilidad, peroyo recuerdo que siendo muy chicos nos quitaban laluz después de acostados y Valeriano, las noches deluna, abría el balcón y dibujaba á aquella claridad dudosa. Ya desde chico pintaba todo los que nos sucedíay retrataba en papeles y libros á las gentesá quienes íbamos conociendo.
Esta costumbre, que conservó siempre, hace queen sus carteras se encuentren muchos episodios desu vida y sus viajes, hechos con gracia y facilidad.
Le ha sido siempre tanto más fácil la expresiónde las ideas por medio del dibujo que de la palabra,que, como sabes, su correspondencia conmigo, queen gran parte conservo, es curiosísima porque no dicelas cosas, sino que las pinta con la pluma.
«Después de salir del colegio comenzó decididamenteá dibujar bajo la dirección de mi tío Joaquín.
Pero, al par que los estudios un poco rutinarios de lasAcademias de Sevilla, seguía él libremente pintandoy dibujando por su cuenta, apuntando ligeramentedel natural cuanto veía ó trazando al capricho loque pensaba.
La facilidad que para componer y dibujar demostródesde luego llamó la atención de Sevilla, dondehizo multitud de retratos, cuadros y bocetos originales,siempre ligeramente, pues la necesidad devivir casi desde niño del producto de su trabajo nole permitió nunca hacer estudios serios.
Lo que no sabía lo adivinaba...
Ni su estilo, ni su manera, ni su color se parecía á nada de lo que había visto allí, y siempre conservó una sencillez y una espontaneidad que le hacían original.
Vino á Madrid por el año 61, y á poco estuvimos, a causa de estar yo H, un año en el monasterio de Veruela completamente aislados.
Allí dibujó mucho y pintó algunos cuadros de costumbres aragonesas y dos de fantasía muy originales.
Uno es En busca del Diablo y otro La pecadora. «También pintó La vendimia.
En esta época se fijó en el estudio de las costumbres populares.
De vuelta á Madrid obtuvo de Alcalá Galiano una prensión para viajar por España estudiando las costumbres.
La pensión era insuficiente: diez mil reales al año, de los cuales habían de salir los viajes, vivir con sus hijos, pues alejado siempre de los centros ninguna otra cosa tenía que hacer, y todos los gastos de dos cuadros originales que todos los años había de presentar al Museo.
Vivía, comía y viajaba con mil trabajos y privaciones, y sin embargo, era feliz.
Apuntaba y dibujaba mucho, rodando de aldeaen aldea.
Sus libros están llenos de episodios curiosos é interesantes de estos viajes.
A última hora, en un lugarejo cualquiera, hospedado en un mesón, con buena ó mala luz, con avíos ó sin ellos, pintaba los cuadros de la pensión sin modelos, sin recursos.
Así pintó los ocho cuadros que están en el Museo
Nacional de Madrid: dos de costumbres aragonesas, titulados El chocolate y El presente; tres de costumbres y tipos de Soria ; Las carretas de los Pinares,
El leñador y La hilandera; tres de Avila: La Romería de San Soler, El escuadrón y La vendedorade huevos.
Todos estos cuadros están hechos de memoria y,sin embargo, resplandece en ellos la verdad, la espontaneidad y la gracia.
La costumbre de estar siempre apuntando del natural hacía que no se amanerase nunca y que hubiese en sus composiciones un sello grande deverdad.
Pero por lo mismo que no se ceñía al realizar sus ideas al modelo vulgar y prosaico, tienen todas sus composiciones un sabor de arte y de belleza, algo de selecto y distinguido que sabía encontrar y extraer aun de las cosas más vulgares y pedestres, que, al pasar por su fantasía, se depuraban y perdíanalgo de su natural grosero sin dejar de ser verdad.
En estos tres años y para atender algo á poder vivir, pues los diez mil reales eran insuficientes, fuécuando aprendió, a instancias de Bernardo Rico, ádibujar algo en madera para grabar, é hizo la colección de dibujos de costumbres que llamaron la atención en El Museo Universal, de Gaspar y Roig.
A1 llegar la revolución suprimieron en Fomento su pensión. Era tan poca cosa, y la devolvía entres ó cuatro cuadros anuales con tanta usura, que yocreo que hicieron mal, pues la colección hubierasido tanto más interesante cuanto más completa.
La pensión no era una canonjía ni mucho menos;sin embargo, él sintió mucho perderla porque perdióla base para seguir sus instintos, corriendo de puebloen pueblo pintando y dibujando al aire libre.
El decía que á los seis ú ocho años de andar así,
y pasados dos luego haciendo estudios serios de otro género, se fijaría en un punto y había de echarcuadros por los dedos.
Y sí los hubiera echado.
Un día nos pusimos los dos á recordar cuántos cuadros originales había pintado, é hicimos una listade ciento once.
Esta lista la conservo.
Siempre hemos pensado trabajar; sin embargo,hablándole yo un día le pregunté:
—Si te dieran una renta muy grande, con prohibiciónabsoluta de pintar, ¿la aceptaríais?Y siempre decía que no.Otras veces contestaba:
—Yo lo que quisiera era uno que me diera decomer y de beber nada más que lo suficiente y luegomuchos colores y muchos lienzos de todos tamaños,chicos y grandes, anchos y estrechos—á veces el tamaño le da á uno el asunto—, y yo pintar ypintar y él que se llevase lo pintado, y si podía, hicieracon aquello el negocio que le diera la gana.,.«Realmente el pintar y el dibujar era en él unapasión.
Era gran aficionado á la música; la sentía y hacíaentre los sonidos y el color unas comparaciones verdaderamentehermosas.
Por último, después de la revolución estuvimosen Toledo y luego aquí.
En este tiempo pintó dos cuadros para Valera,unos retratos, y bosquejó cuatro tablitas que dejósin concluir.
Su carácter, lo que él era, tú lo sabes.
De todo esto hablaré yo algún día, cuando publique,que pienso hacerlo, un libro con los grabadossuyos, á los que acompañaré con un poco detexto.
De seguro será un libro interesante, pues á másde los conocidos añadiré algunos dibujos de la cartera.
Tú de esto aprovechas lo que quieras y te parezcaoportuno.
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