Tenía por costumbre pedirme que le acompañara a cortar unas rosas.
Lo disfrutaba profundamente. Al tiempo nos dolía, sabíamos que se nos acababan las oportunidades.
Este año, como brotan las flores, brotó mi necesidad. Me acompañaba en silencio, como siempre hizo. Este año se las llevé a su tumba fría y mi lágrimas ardiendo de dolor se extremecian. Aún me quedan quejidos de alimento y recuerdos....
Aún nos quedan primaveras.