Ya está aquí, ya llegó abril. Y también el refranero fácil. Ya llegó el horario de verano y casi la primavera y el calor.
Qué alegría, maravilloso, maravilloso, ver algunos cuerpos. Sobre todos los blanquitos de aquellos que no tienen pudor en enseñar sus carnes.
No me gusta el verano, ni su horario, soy animal nocturno, y tanta horas de luz, me aburre.
Aunque tiene su lado positivo; me encanta sentarme en una terracita a tomar unas cañas al mismo tiempo que disfruto de la vista de la gente pasar. Ahí, soy el mejor: cuando soy anónimo entre tanta multitud… Nadie se da cuenta de mi existencia.
Soy conformista, está claro, me alegro yo mismo con el hecho de estar solo con mi cruzcampo, mis pensamientos, mi divagar por los espacios imaginarios de un tipo. Soy un tipo fácil, de pueblo y gracioso para los de la capital.
Hoy, por fin es viernes, jolín, vaya semanita post Semana Santa —sin pasos.
Me adelanto, este fin de semana, voy a volar por la serranía Rondeña con mi bici nueva… Es pura fantasía, no veas cómo se desliza por la curvas en la bajadas trepidantes… Me gusta menos cuando subimos para Igualeja, eso es otro cantar, amigo, otro cantar.
Pero mis planes, los buenos vienen después, sí, sí más tarde: las comuniones. Me callo. A pesar de que los bailes, las risas con los colegas y las endorfinas de la felicidad que te provoca una buena copa de vino con la mente puesta en el domingo después del tedioso evento…
Y ya es lunes, por dios, lunes el viernes a las dos y media, justo después de la cervecita de la risas. Qué alegría. Qué fantasía. Que felisidasss.
En fin, no seamos torpes y disfrutemos de este ratito, amárratelo al recuerdo de lo bueno, de lo que nunca se repite y se agota en el mismo instante…
Buen fin de semana y que sea una ¡locura!.
John Galls
Sevilla 4 de abril 2024.