Si esta carta llega a ti, es porque la noche ha querido recordarte.
Yo ya no puedo.
Solo apareces en la oscuridad, cuando el mundo se calla
y el espejo no refleja rostros, sino tus recuerdos.
Allí está tú.
Mi cuerpo se desvanece.
¿Recuerdas cuando te dije; “tengo que despedirme”?
Y tú me dijiste: “algún día”.
He buscado tus palabras en la lluvia, pero el viento se las arrancó.
Vi tus ojos en el cristal roto.
No estabas triste.
Estabas indiferente.
Escribo esta carta para cerrar algo que nunca se abrió.
El tiempo y tu silencio me mataron.
Solo fui tu juguete roto. Tu capricho.
Quiero despedirme para sellar una herida que se alimenta del eco.
Ya no volveré.
Ya no volverás.
Elimino este archivo de la papelera de reciclaje.
Ya no le hablaré más a la luna. Por último,
solo te pido una cosa: no rompas este silencio que nos une en la eternidad. Guárdalo como un tesoro.
Es todo lo que nos queda.
Yo ya no puedo.
Solo apareces en la oscuridad, cuando el mundo se calla
y el espejo no refleja rostros, sino tus recuerdos.
Allí está tú.
Mi cuerpo se desvanece.
¿Recuerdas cuando te dije; “tengo que despedirme”?
Y tú me dijiste: “algún día”.
He buscado tus palabras en la lluvia, pero el viento se las arrancó.
Vi tus ojos en el cristal roto.
No estabas triste.
Estabas indiferente.
Escribo esta carta para cerrar algo que nunca se abrió.
El tiempo y tu silencio me mataron.
Solo fui tu juguete roto. Tu capricho.
Quiero despedirme para sellar una herida que se alimenta del eco.
Ya no volveré.
Ya no volverás.
Elimino este archivo de la papelera de reciclaje.
Ya no le hablaré más a la luna. Por último,
solo te pido una cosa: no rompas este silencio que nos une en la eternidad. Guárdalo como un tesoro.
Es todo lo que nos queda.
John Galls.
Mayo 2025
bkeriano.es