Fué un puñal de conciencia maldita, de razón.
Ahí noté que moría, que moría para siempre,
que fué un error,
que es un arrepentimiento total,
y que será un olvido absoluto.
Ahí, ahí no morí yo, murió ella en mi.
N o te quejes, todo puede ser peor Desde que nos casamos vivimos en el quinto piso de un edificio viejo. Las tardes de los domingos se hab...