Muerta estás en mi.
Maldita insolente, necia e hipócrita luz.
Maldigo maldecir tu nefasto recuerdo.
Maldigo mi corazón.
Maldigo el tiempo, el que perdí observándote, contemplando la sorisa falsa y letal, de olor a muerte, odio y funesto abrazo.
Por fin... El olvido y la muerte dará justicia al dolor del recuerdo.
Por fin, FIN.