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Antes que tu me moriré...

Antes que tú me moriré: escondido en las entrañas ya el hierro llevo con que abrió tu mano la ancha herida mortal. Antes que tú me moriré: y mi espíritu, en su empeño tenaz, sentándose a las puertas de la muerte, allí te esperará. Con las horas los días, con los días los años volarán, y a aquella puerta llamarás al cabo... ¿Quién deja de llamar? Entonces que tu culpa y tus despojos la tierra guardará, lavándote en las ondas de la muerte como en otro Jordán. Allí, donde el murmullo de la vida temblando a morir va, como la ola que a la playa viene silenciosa a expirar. Allí donde el sepulcro que se cierra abre una eternidad... ¡Todo lo que los dos hemos callado lo tenemos que hablar!

No. No vengáis...

Esos que os creéis amigos. No, no vengáis a curar las heridas. No, no vengáis a cumplir en mi despedida. Seguid ahí. Seguid ignorando mis súplicas, mis dolorosos y tristes gritos silenciosos. Seguid ahí. Seguid hasta que vuestra alma encuentre ruina...hasta que la rueda del tiempo os haga sentir ...

Yo no se olvidar.

Yo no se olvidar como ella olvida. Yo no se no querer...aunque sangren mis heridas. Yo no se no llorar si no puedo olvidar. Yo no  puedo dejar de querer. Yo sólo quiero salir de este pellejo, este harapo de carne viva. Yo sólo quiero irme, olvidar y no lo puedo evitar. Yo sólo quiero escapar a la vida, a la tortura de querer y no poder olvidar. Yo no quiero...

Duerme.

Duerme sirena del sentir. Duerme libre de sensibilidad y flores. Duerme y ronca, cuál ingnoratriz del amor verdadero. Duerme bicha del olvido y roca sin forma. Aquellas colinas del horizonte te esperan. Esperan sentado funesto pasado que harán crecer las flores en el desierto de tu sin razón.

Quietos.

Quietos!!. Todos callados.  Aquí no se llora, aquí se celebra el funeral con abanicos y flores. Quietos!!. Todos callados.  Aquí no se está triste.  Aquí celebramos el suicidio con pitos y clarines, con fuego y amapolas. Quietos, todos callados.  Que aquí se escucha respirar las amapolas con vientos de oscuridad y alegría.

No hay dos sin tres...

...ni falta que hace, pues tres tropiezos serían mucho para ser tan frágil como sensible. Cenizas y despojos de alma triste y ruin. Tu piedra eres, insensible y dura gota de agua en el desierto del jardín del poeta. Flor petrificada, vestigios de amistad rota por la indiferencia y soberbia. No, no es reprochable lo que se amó, lo que hizo feliz, lo que hizo sonreír y sentir acelerar el pulso. Camino dejado atrás, horizonte nuevo levantado de mis trozos de alma. Alma transparente y sincera. Alma vilmente castigada por dolor de la vida que se fué...socorro sin respuesta... Respuestas inexistentes. Inexistente tu existencia. Tu existencia sin mi. Sin rencor. Con olvido. Te brindo futuro y un nuevo jardín. Gracias, no podría expresar sensibilidad sin destrozos por ti provocados. Gracias amor.