Me enseñaste a quererte.
Me enseñaste a romper las leyes.
Me enseñaste a vivir clandestinamente.
Incluso, a no sufrir sin verte.
Después se hizo la noche fría.
el día se hizo desprecio, olvido, indiferencia
y el silencio, hasta que el hastío se impuso con furia.
La culpa fue mía,
por contarte todo lo que sentía
para que después lo usaras en mi agonía.
Rotundo amor, trágica caída,
Sin saber de dónde venía,
Sentí que humillar querías.
Ahora sin pétalos, sin aviso,
Ahora sin recuerdo sin ruido,
claro tengo una cosa, que el tiempo será tu enemigo.
Hay daños que nunca olvido,
mucho menos
personas a las que he querido.
Por fuerte que fuese mi error.
Jamás olvidaré lo que te he querido.
No quiero amigos, capaces de fingir
Amor y cariño, menos aún sin sentir
y respetar al caído, al que pudo ser,
al que te dio pasión, pureza y sentido.