Caminando por el sendero, una luz me atravesó.  Furor provocador, mirada alta, sonrisa del alma y silencio.  Diálogos sinceros, y confianza rauda, encuentro extraño y latir veloz.  Pero la fugaz la conciencia, martillo vital me la arrebató.   Yo nada quería, mas que agitar el alma mía. Rota por mi desdicha, y por traición.    Confundió sensibilidad y bondad, pura y limpia, y eso me dolió. No quiero castillos en el aire, ni princesas encantadas, ni aplausos ni clamor.  Sólo confianza y un Mar sanador.    Yo nada quería, mas que relajar el alma mía, hastiada y rota. Recuperar la sonrisa, por mil batallas perdidas, resucitar a la poesía muerta y fría.     Yo nada quería, solo cuidar la flor, mi Mar fugaz y esperanzador. Recuperar la entrañas mías, dispersas y  rotas, pero vivas y palpitante.     Yo nada quería, pero solo levantar la cabeza, y dejar mis pesadillas, recuperar "mi niño", aquel chiquillo indefenso y miedoso, aque...